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Llamamos apnea a una paralización total de la respiración de al menos 10 segundos de duración, pudiendo durar hasta dos minutos, que provoca un colapso del paso del aire hacia los pulmones.
El Síndrome de Apnea-Hipoapnea del sueño (SAHS), a pesar de ser un trastorno muy frecuente en la sociedad de hoy en día (afecta a unos dos millones de personas) y de tener graves consecuencias para nuestra salud y calidad de vida, sigue siendo un gran desconocido.
«Aunque actualmente disponemos de tratamientos eficaces para el SAHS, sólo entre un 5 y un 9% de los casos están diagnosticados.»
La creencia de que aquella persona que ronca duerme profunda y plácidamente, no es cierta. La Apnea del Sueño produce graves problemas más allá de la molestia que el roncar puede suponer al compañero o compañera de cama.
¿Qué síntomas nos alertan de un posible SAHS?
Los principales síntomas generales que suelen indicar que el paciente padece Apnea del Sueño, son de dos tipos: síntomas nocturnos que se producen durante los periodos de sueño, y síntomas que se manifiestan durante el día.
Síntomas nocturnos
- Ronquidos
- Despertares frecuentes con sensación de ahogo
- Pesadillas
- Sueño agitado
- Insomnio
- Movimientos anormales
Síntomas diurnos
- Excesiva somnolencia diurna
- Sensación de no haber descansado
- Dolor de cabeza por la mañana
- Irritabilidad
- Apatía
- Cansancio crónico
Apnea del sueño: consecuencias
Las apneas dan lugar a un descenso de la cantidad de oxígeno en sangre, lo cual obliga al corazón a acelerar su ritmo durante estos episodios y el sueño no será reparador. Esta interrupción en el suministro de oxígeno durante el sueño causa importantes daños en la salud general de quien lo padece.
Así, las consecuencias fundamentales que la apnea del sueño puede causar en el individuo son:
- Cansancio diurno
- Falta de concentración
- Pérdida de memoria
- Dolores de cabeza
- Disminución de la líbido
- Irritabilidad
- Depresión
- Aceleración del ritmo cardiaco
- Hipertensión arterial
- Riesgo de accidentes cerebrovasculare
- Muerte súbita.
«Una persona que presenta apnea del sueño tiene un riesgo 7 veces superior de sufrir un accidente de tráfico».
¿Qué puede modificar el paciente?
Es importante mantener ciertos hábitos que nos pueden hacer dormir mejor:
- Mantener un horario estable
- No hacer cenas copiosas
- No beber alcohol o bebidas excitantes unas horas antes de dormir
- No fumar
- Evitar el uso de hipnóticos, si no son imprescindibles
- Evitar la actividad física intensa antes de dormir, aunque un paseo puede ser positivo
- Evitar estímulos perturbadores antes de dormir: ver determinadas películas, noticias o cualquier estímulo que nos produzca ansiedad
- Evitar tareas estresantes durante la noche: pensar en problemas de trabajo, consultar los mails…
- Realizar tareas relajantes antes de dormir, incluso hacer ejercicios de relajación durante unos 30 minutos
- Dormir en una habitación oscura y con la temperatura adecuada
- Evitar las siestas o, al menos, no hacerlas de más de 20 minutos
- Si no podemos dormir, levantarnos y hacer una tarea relajante y con poca luz, por ejemplo leer, y regresar a la cama cuando volvamos a tener sueño
- No tener un reloj a la vista. El mirarlo aumenta la ansiedad y hará que no nos durmamos
No obstante, estas medidas de higiente del sueño no son suficientes en el caso del SAHS.
Tratamiento de la Apnea del Sueño
Hoy en día existen tratamiento efectivos y sencillos para los casos leves y moderados de causa obstructiva como son los DAM (Dispositivos de Avance Mandibular) que son pequeños aparatos intraorales, fabricados a medida para cada paciente, que se utilizan únicamente para dormir.
En casos graves, estos dispositivos ya no serán suficientes y habrá que recurrir a la cirugía o a la CPAP (Terapia de Presión Positiva Continua en la Vía Aérea).
En cualquier caso, es importante saber que el SAHS tiene tratamiento, en la mayoría de los casos muy sencillo, y que ello comportará no sólo una importante mejoría en nuestra salud, sino también en nuestra calidad de vida.