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La encía es el tejido mucoso del interior de la boca que cubre los dientes y sella la entrada de microorganismos desde los dientes hasta el hueso. Además, ayuda a la estabilidad de los dientes y los protege de traumatismos. Por todo ello, la encía es una parte de la cavidad bucal muy importante y conviene dedicarla cuidados especiales y estar pendientes de su salud.
Una encía sana se puede reconocer gracias a su color rosa pálido y a su textura de piel de naranja. Si notamos que nuestra encía presenta inflamación, sangrado y se vuelve más oscura, no debemos dudar en acudir al odontólogo lo antes posible.
¿Qué problemas podemos encontrarnos?
Gingivitis
La inflamación o infección de encías (alteración que los odontólogos denominamos Gingivitis), es el estadío inicial de las patologías que afectan a los tejidos de soporte del diente.
El primer síntoma que nos alerta de la presencia de gingivitis es el sangrado de las encías al cepillarnos los dientes. En la mayoría de los casos, el problema se debe a una higiene deficiente o a una técnica de cepillado inadecuada. La acumulación de sarro sobre los dientes y las encías produce la inflamación de las mismas. Inicialmente el proceso es totalmente reversible, resolviéndose con una correcta eliminación del sarro depositado sobre los dientes en la clínica dental y con una correcta higiene dental. El higienista dental nos instruirá sobre como eliminar de manera más efectiva las bacterias que todos tenemos en la boca. Además, existen colutorios específicos que nos pueden ayudar a la pronta recuperación de las mismas.
Podemos diferenciar 3 fases o estadíos en la gingivitis:
- Fase inicial. Es leve, las encías pueden sangrar ligeramente durante el cepillado y el enrojecimiento es casi imperceptible. Mejorando la técnica del cepillado y la frecuencia del mismo, probablemente se quede en un hecho aislado.
- Fase temprana. Es moderada, el sangrado de las encías es más abundante y el enrojecimiento y la inflamación es mas evidente. Probablemente, realizando una profilaxis en la consulta y mejorando la técnica de cepillado y los hábitos de higiene el problema revertirá.
- Fase establecida. Es la fase mas grave, hay sangrados espontáneos y abundantes, la inflamación es generalizada y aparece dolor con solo rozar la encía. Esta fase se puede agravar cuando el individuo ademas es fumador, ya que el tabaco interfiere para mal en la respuesta del organismo para luchar contra las bacterias. En esta fase hay que plantearse seriamente acudir a nuestro odontólgo y comenzar el tratamiento o antes posible. De no ser así, la Gingivitis evolucionara irremediablemente a una Periodontitis.
Periodontitis
Es la enfermedad de las encías en su estado más avanzado. Si la Gingivitis no se controla a tiempo derivará en Enfermedad Periodontal (conocida popularmente como piorrea) , donde ya está afectado el hueso y el ligamento que rodea el diente y la pérdida de los tejidos que sustentan el diente empieza a ser evidente. En fases avanzadas, conllevará incluso la pérdida de los dientes.
¿Cómo se tratan estos problemas?
En cualquiera de los casos, lo recomendable es acudir a la consulta dental,. El odontólgo procederá a analizar nuestro caso para dar con el diagnóstico correcto y realizar un plan de tratamiento adecuado al problema.
Como hemos comentado anteriormente realizar una profilaxis en la consulta y escuchar las recomendaciones de la higienista nos va ayudar y mucho en fases con sangrados e inflamación moderada. Muchas personas, incluso adultas, no saben como hay que mover el cepillo para eliminar la placa eficazmente. No hay que avergonzarse por ello, simplemente es desconocimiento. Tu higienista te ayudará a hacerlo mejor. Utilizar un cepillo dental de dureza media o el uso del cepillo eléctrico (muy recomendable), así como la seda dental tras cada cepillado, será suficiente para mantener a raya la Gingivitis en la mayoría de los casos.
El tratamiento de la Periodontitis es algo más complicado pero muy efectivo si se realiza en los tiempos adecuados y siguiendo las pautas que te recomiende tu periodoncista. Lo primero que se realiza es un periodontograma, o lo que es lo mismo, un sondaje a lo largo de toda la encía, para evaluar si ya hay perdida de hueso y cuanta perdida hay. Se valora asimismo el sangrado y si hay o no movilidad dental.
Tras el sondaje, se toman unas muestras biológicas para analizar el tipo de bacterias y patógenos que hay y poder prescribir el antibiótico de forma personalizada para cada paciente.
En tercer lugar, se hace una serie radiográfica de toda la boca, para evaluar el nivel de hueso que presenta cada diente de forma detallada.
Pasados unos días, cuando tenemos los resultados del laboratorio, se comenzará el tratamiento. En primer lugar se realizarán los curetajes o raspajes de las encías, previo tratamiento antibiótico cuando el periodoncista lo considere. Estos raspajes se realizan con anestesia y, habitualmente, en dos sesiones.
En casos avanzados, será necesaria una segunda fase en la que se realizará cirugía para reducir el tamaño de las bolsas periodontales.
Tras el tratamiento, al mes y medio se realizará una reevaluación, para comprobar la efectividad del tratamiento, además de establecer una pauta en las visitas de mantenimiento posteriores.
Debemos tener presente que la enfermedad periodontal no tiene cura, pero con los tratamientos indicados conseguiremos frenar su evolución y mejorar nuestra calidad de vida, desapareciendo el sangrado, el mal sabor de boca y la inflamación dolorosa.
«Recuerda acudir a tu odontólogo al menos una vez al año. La prevención es la mejor arma contra este tipo de enfermedades.»