Los implantes dentales son un producto sanitario destinado a ser el sustituto de la raíz del diente y sirve para soportar nuevos dientes fijos artificiales. Su uso es muy habitual en cirugía dental, ya que permiten que la pérdida de piezas dentales en los pacientes no sea un drama irreparable.

No obstante, no todos los implantes son iguales. Existen varios tipos de implantes dentales que podemos resumir de la siguiente manera:

Tipo de implantes dentales según el tipo de intervención

En un post anterior explicábamos como se realiza la colocación de un implante dental paso a paso. Según el tipo de intervención que se deba realizar podemos encontrar dos tipos de implantes: Implantes dentales de carga inmediata o implantes dentales en 2 fases.

Implantes dentales en dos fases

Son aquellos en los que la intervención quirúrgica se realiza en dos fases: en una primera fase se introduce el implante dentro del maxilar. Esperaremos un tiempo para que se produzca la osteointegración (integración del implante en el hueso). posteriormente, en un segunda fase, se vuelve a abrir la encía para comprobar que el implante se ha integrado correctamente (si es suficientemente estable y robusto), y se le atornilla el pilar de cictrización. Pasado un mes aproximadamente, ya podremos tomar medidas para que nos el laboratorio elabore la pieza dental que adaptaremos sobre el implante.

Implantes dentales de carga inmediata

Son aquellos en los que no es necesario abrir la encía una segunda vez para insertar el pilar. Su colocación en menos traumática y conlleva un tiempo de recuperación considerablemente menor. Estos tipos de implantes dentales sólo son posibles si hay una buena cantidad y calidad de hueso (lo que, por desgracia, no es demasiado frecuente).

Tipos de implantes dentales según el sistema de integración

Implantes osteointegrados o endo-óseos

Los implantes osteointegrados están fabricados con materiales biocompatibles que no producen reacción de rechazo y que permiten su unión al hueso. Actualmente, para este tipo de implantes, existen las siguientes opciones:

• Implantes cilíndricos: Se integran con el hueso dejando unos huecos por los que se permite que el hueso del paciente se vaya regenerando y crezca en su interior. De este modo se logra una mayor integración y firmeza del implante. Actualmente, no son la opción más usada, puesto que el proceso de integración es bastante lento.

• Implantes laminados: Los implantes laminados están especialmente recomendados para la sustitución de un incisivo central en el maxilar superior. Pero requieren que el hueso maxilar sea bastante ancho y profundo.

• Implantes cónicos: Tienen forma de tornillo y son los más utilizados actualmente.

«Hoy en día, gracias al uso de plasma rico en factores de crecimiento, se estimula la cicatrización y se fomenta la reparación y regeneración de los tejidos, mejorando los resultados de la osteointegración de los implantes en el hueso y acelerando la recuperación.»

Implantes Subperiósticos o Yuxta-óseos

Los implantes subperiósticos son aquellos en los que se integra un marco de metal en el hueso de la mandíbula, bajo las encías. Conllevan una intervención bastante agresiva y por lo tanto, una recuperación más larga, por lo que actualmente están bastante en desuso (sólo se recomienda en pacientes que no pueden usar una dentadura convencional).

Tipos de implantes dentales según el sistema de conexión

Uno de los elementos que va a marcar de manera muy notable la calidad del implante, va a ser el sistema de conexión entre el implante y el pilar. Existen fundamentalmente dos sistemas:

• Conexión externa: Aquellos en los que el pilar se conecta con el implante externamente a través de un tornillo. El problema que presentan este tipo de implantes es que en algunas ocasiones el tornillo se afloja debido a fuerzas oclusales (masticación, apretamiento dental, etc…), lo que pueden provocar que el diente se mueva, se suelte o deforme.

• Conexión interna: Los pilares de conexión interna incluyen una serie de pivotes que penetran en el interior del implante, aumentando así la resistencia a las fuerzas oclusales. De esta manera se consigue disminuir la posibilidad de que el tornillo de conexión llegue a aflojarse, evitando su ruptura o deformación.